Explorando la interacción entre la COVID-19 y el trastorno depresivo mayor

La pandemia de COVID-19 representa una "triple amenaza" que afecta no solo la salud física de los ciudadanos en todo el mundo, sino también su situación económica, salud mental y bienestar.

La prevalencia del trastorno depresivo mayor y de los síntomas depresivos aumentó en todo el mundo a lo largo del año pasado1,2, desencadenando lo que algunos denominan un tsunami de salud mental3. Además de exacerbar los síntomas en los pacientes con condiciones de salud mental preexistentes, la pandemia ha aumentado la prevalencia de nuevos casos de trastorno depresivo mayor y de síntomas depresivos en la población general y en los sobrevivientes de COVID-191,4,5.

La experiencia de brotes virales pasados, incluido el síndrome respiratorio agudo severo y el síndrome respiratorio de Oriente Medio, indica que las consecuencias psicopatológicas de la COVID-19 probablemente serán duraderas y requieran un monitoreo cuidadoso.6-8

 

Efecto de la COVID-19 en los pacientes con TDM

La pandemia de COVID-19 puede considerarse un evento traumático global desde una perspectiva de salud mental, debido a su carga psicológica y a los factores estresantes asociados, incluida la naturaleza impredecible de la enfermedad, la incertidumbre económica, las medidas de confinamiento y el aislamiento social1,9,10. Se ha observado una prevalencia aproximadamente tres veces mayor de síntomas depresivos/trastorno depresivo mayor (TDM) en comparación con antes de la pandemia de COVID-191,5.

La pandemia de COVID -19 constituye un evento traumático

Los pacientes psiquiátricos, incluidos aquellos con TDM, son particularmente vulnerables al impacto de la pandemia de COVID-19 por varias razones11.

En primer lugar, pueden experimentar recaídas en su condición de salud mental, provocadas por factores como el aislamiento social, el miedo a la infección y la incertidumbre económica12,13. Muchos pacientes también han lidiado con la interrupción de su rutina diaria y añoran su vida prepandémica. También pueden tener un mayor riesgo de contraer el virus en sí, debido a factores conductuales y socioeconómicos, así como a niveles elevados de inflamación14.

El acceso reducido a los servicios de salud mental ha planteado un desafío adicional para los pacientes psiquiátricos15, y muchos médicos sienten que el impacto de la pandemia en la atención al paciente ha sido en gran medida negativo. Sin embargo, la telemedicina ha proporcionado algunos beneficios en psiquiatría, incluida una mayor privacidad y menos citas perdidas16.

Los pacientes con TDM enfrentan desafíos adicionales durante la pandemia de COVID-19

 

Impacto y posibles mecanismos de la COVID prolongada

Se ha observado "COVID prolongada" o "síndrome post-COVID-19" en un subconjunto de la población, y el Instituto Nacional para la Excelencia en la Salud y la Atención (NICE, National Institute for Health and Care Excellence) del Reino Unido lo define como "signos y síntomas que se desarrollan durante o después de una infección por COVID-19, continúan durante más de 12 semanas y no se explican por un diagnóstico alternativo"17.

Las características clínicas de la COVID prolongada incluyen déficits cognitivos crónicos, depresión, dificultades para dormir, fatiga persistente y anhedonia17,18. Los sobrevivientes han descrito una sensación de "niebla mental" que puede abarcar todas o una combinación de estas características19. La disfunción cognitiva resultante de la COVID prolongada probablemente tendrá un impacto significativo en la capacidad de los sobrevivientes para volver al funcionamiento diario20. Por lo tanto, se han hecho paralelismos entre la COVID prolongada y el trastorno depresivo mayor, dada la superposición de la sintomatología esencial y las cargas físicas, emocionales y cognitivas.

 

Se observan paralelismos entre la COVID prolongada y los síntomas del TDM

Se plantea la hipótesis de que los síntomas de COVID prolongada pueden deberse a una respuesta inmunitaria elevada. Tanto la COVID-19 como la depresión se han asociado con niveles plasmáticos elevados de mediadores inflamatorios21-23, y la eficacia terapéutica de los antidepresivos en el TDM puede atribuirse en parte a sus propiedades antiinflamatorias24. Un estudio observacional de pacientes hospitalizados por COVID-19 sugirió un menor riesgo de intubación o muerte en los pacientes tratados con antidepresivos, en comparación con los pacientes sin antidepresivos25.

 

Salud mental y TDM en la era de COVID-19 y más allá

Las personas más resilientes, por ejemplo aquellas con redes de apoyo más establecidas o con un sentido más fuerte de espiritualidad, tienen menos probabilidades de experimentar síntomas de depresión o ansiedad como resultado de la pandemia26. El Informe Mundial de la Felicidad de 2021, publicado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, reveló puntos en común como la conexión social y la actividad física diaria entre los grupos más felices27,

En general, la pandemia de COVID-19 ha creado una carga sustancial para la salud mental mundial1,2,5. Se ha demostrado que la anhedonia es un predictor de depresión grave durante la pandemia, y los pacientes con TDM han experimentado exacerbaciones de síntomas como fatiga y falta de sueño28-30. Los informes de estos síntomas, además del deterioro cognitivo, también se han elevado en los supervivientes de COVID-194,18,31-33. Para brindar un mejor apoyo a los pacientes con TDM, se debe considerar una opción de tratamiento que mejore los síntomas del TDM y promueva la subsiguiente recuperación funcional34.

 

This article was developed in follow-up to a promotional webinar discussing COVID-19 and vortioxetine (Brintellix®).

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