La demora en el inicio del efecto del tratamiento antidepresivo puede resultar frustrante tanto para el paciente como para el médico. También es un enigma en cuanto al mecanismo de acción de estos fármacos. No obstante, los resultados de una investigación que une los tratamientos psicológicos y farmacológicos ya están arrojando luz sobre este tema.
Early changes before clinical effects
Patients with depression often have a negative affective bias – they are likely to interpret ambiguous situations in a more negative than positive way, and pay more attention to negative cues in the environment than to positive cues.1 This is a key target of treatment with cognitive behavior therapy (CBT).2 Research indicates, however, that antidepressant drugs also improve this negative affect bias very early on in treatment, before clinical effects on mood are apparent. Further, research has shown that even a single dose of an antidepressant can have positive effects on emotional processing (i.e. the ability to discern positive facial expressions on a computerized task).3,4 This early change in negative affect processing has also been shown to have predictive value for patients who are likely to show clinical effects from antidepressant treatment.5,6
These positive effects of antidepressants on negative affective bias were also modulated by the patient’s environment. That is, the therapeutic effects predicted by initial effects on negative bias were not seen in patients who were isolated or who lived in non-supportive, difficult environments. This underlines the need to take into account the patient’s general well-being and social environment when considering the possible effects of antidepressant treatment.
Link between negative bias and brain circuitry
The early effects of antidepressants on negative bias have also been linked to changes in frontolimbic circuitry that are implicated in depression. Patients with depression show an increased responsiveness in the amygdala to negative stimuli, which can be normalized by treatment with antidepressants. Again, this change in reactivity precedes the appearance of clinical responses to the treatment.7 Moreover, a change in emotional reactivity in frontolimbic structures was found to differentiate between responders and non-responders to antidepressant treatment before the clinical effects became apparent.8
Reduction in reactivity of the amygdala to negative stimuli precedes the onset of clinically apparent symptom relief
Cognitive treatments targeting negative bias
These early effects of antidepressant drugs provide a bridge between pharmacological and psychological therapies for depression. Negative bias is a key target for CBT, and changes in this affective bias can be detected after one session of psychological treatment. Like the antidepressant effects, this change in negative bias precedes the onset of clinically apparent symptom relief. This has directed attention towards interventions that target cognitive bias directly, to help managing or preventing recurrences of depression. Specific training of patients to attend to positive cues in their environment was associated with a reduction in residual depression and anxiety.9 This emphasizes the advantages of synergistic use of both pharmacological and psychological therapies in the long-term management of depression.
Specific training of patients to attend to positive cues in their environment was associated with a reduction in residual depression and anxiety
Future uses of this technology
Models of affective bias may also be able to predict patient responses to antidepressant treatments – this hypothesis is currently being tested in the PReDicT trial. Early prediction of treatment response would allow clinicians to make timely changes to treatment for patients unlikely to respond. In addition, tests of negative bias could in the future be used as a potential biological marker of antidepressant efficacy, in order to help identify new therapies
Cambios tempranos antes de los efectos clínicos
Los pacientes con depresión a menudo tienen un sesgo afectivo negativo: es probable que interpreten situaciones ambiguas de una manera más negativa que positiva y presten más atención a las señales negativas en el entorno que a las positivas1. Este es un objetivo clave del tratamiento con terapia conductual (TCC)2. Sin embargo, las investigaciones que los fármacos antidepresivos también mejoran este sesgo de afecto negativo muy temprano en el tratamiento, antes de que los efectos clínicos sobre el estado de ánimo sean evidentes. Además, la investigación ha demostrado que incluso una sola dosis de un antidepresivo puede tener efectos positivos en el procesamiento emocional (es decir, la capacidad de discernir expresiones faciales positivas en una tarea computarizada)3,4 También se ha demostrado que este cambio temprano en el procesamiento del afecto negativo tiene valor predictivo para pacientes que probablemente muestren efectos clínicos del tratamiento antidepresivo.5,6
Estos efectos positivos de los antidepresivos sobre el sesgo afectivo negativo también fueron modulados por el entorno del paciente. Es decir, los efectos terapéuticos predichos por los efectos iniciales sobre el sesgo negativo no se observaron en pacientes que estaban aislados o que vivían en entornos difíciles y sin apoyo. Esto subraya la necesidad de tener en cuenta el bienestar general y el entorno social del paciente al considerar los posibles efectos del tratamiento antidepresivo.
Vínculo entre el sesgo negativo y los circuitos cerebrales
Los primeros efectos de los antidepresivos sobre el sesgo negativo también se han relacionado con cambios en los circuitos frontolímbicos que están implicados en la depresión. Los pacientes con depresión muestran una mayor capacidad de respuesta en la amígdala a los estímulos negativos, que puede normalizarse mediante el tratamiento con antidepresivos. Nuevamente, este cambio en la reactividad precede a la aparición de respuestas clínicas al tratamiento.7 Además, se encontró que un cambio en la reactividad emocional en las estructuras frontolímbicas diferenciaba entre respondedores y no respondedores al tratamiento antidepresivo antes de que los efectos clínicos fueran evidentes8.
La reducción de la reactividad de la amígdala a los estímulos negativos precede al inicio del alivio de los síntomas clínicamente aparente
Tratamientos cognitivos dirigidos al sesgo negativo
Estos primeros efectos de los fármacos antidepresivos proporcionan un puente entre las terapias farmacológicas y psicológicas para la depresión. El sesgo negativo es un objetivo clave para la TCC y los cambios en este sesgo afectivo pueden detectarse después de una sesión de tratamiento psicológico. Al igual que los efectos antidepresivos, este cambio en el sesgo negativo precede al inicio del alivio de los síntomas clínicamente aparente. Esto ha dirigido la atención hacia intervenciones que se dirigen directamente al sesgo cognitivo, para ayudar a controlar o prevenir las recurrencias de la depresión. El entrenamiento específico de los pacientes para que presten atención a las señales positivas de su entorno se asoció con una reducción de la depresión y la ansiedad residuales9. Esto enfatiza las ventajas del uso sinérgico de terapias farmacológicas y psicológicas en el tratamiento a largo plazo de la depresión.
El entrenamiento específico de los pacientes para que presten atención a las señales positivas de su entorno se asoció con una reducción de la depresión y la ansiedad residuales.
Usos futuros de esta tecnología
Los modelos de sesgo afectivo también pueden predecir las respuestas del paciente a los tratamientos antidepresivos; esta hipótesis se está evaluando actualmente en el ensayo PReDicT. La predicción temprana de la respuesta al tratamiento permitiría a los médicos realizar cambios oportunos en el tratamiento para los pacientes con pocas probabilidades de responder. Además, las pruebas de sesgo negativo podrían utilizarse en el futuro como un posible marcador biológico de la eficacia de los antidepresivos, con el fin de ayudar a identificar nuevas terapias.
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