Mecanismos de resiliencia e impacto ambiental | Progress In Mind LATAM

Mecanismos de resiliencia e impacto ambiental

En su intervención en el simposio ECNP 2023 en Barcelona, el profesor Castrén explicó que el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) y el receptor de tirosina quinasa B (TrkB) son dos moléculas clave que desempeñan un papel en la plasticidad y la resiliencia neuronal. Su laboratorio ha demostrado en los últimos años que varios antidepresivos y psicodélicos se dirigen a un sitio de unión en el receptor TrkB.3,4 Estos medicamentos promueven alostéricamente la señalización del BDNF y, por lo tanto, la estabilización, pero solo en aquellas sinapsis que están activadas.3,4 En modelos de comportamiento de ratones, el uso de un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina (ISRS) para promover la plasticidad no es suficiente para extinguir una respuesta de miedo, indicó el profesor Castrén. Es una combinación de medicación más entrenamiento conductual lo que conduce a una reducción del miedo y, por lo tanto, de la resiliencia.5

BDNF y TrkB son dos moléculas clave que desempeñan un papel en la plasticidad y resiliencia neuronal.

El profesor Homberg se basó en esta idea y se preguntó qué efecto puede tener el entorno del individuo en la eficacia de los ISRS en los seres humanos. Una forma de explorar esto, según la hipótesis del laboratorio del profesor Homberg, era observar la densidad de población. En un estudio observacional, el tratamiento con ISRS en combinación con una baja densidad de población aumentó el sesgo hacia expresiones faciales felices y neutrales en comparación con los pacientes en altas densidades de población.

Por lo tanto, estos estudios sugieren que, si bien los antidepresivos pueden ayudar a promover la resiliencia en pacientes con depresión, solo lo hacen en presencia de factores ambientales, como orientación, apoyo e incluso el lugar donde viven.5

Redes cerebrales de resiliencia y trastornos psiquiátricos

El profesor van der Wee explicó que los estudios iniciales realizados con imágenes por resonancia magnética (IRM) muestran que una serie de redes cerebrales pueden estar implicadas en nuestra capacidad de ser resilientes. Entre ellas se incluyen circuitos con funciones en la autorregulación, los procesos introspectivos y de recompensa, además deprocesos más "automatizados" implicados en la homeostasis ante estímulos emocionales.6 Las estructuras clave implicadas en las redes de resiliencia incluyen la amígdala, la ínsula, el hipocampo, el hipotálamo y algunas regiones corticales como la corteza prefrontal medial (CPFm).6 Éstas son las que deberían ser el foco de futuras investigaciones sobre la resiliencia y las enfermedades mentales, sugirió el profesor van der Wee.

Las estructuras clave involucradas en las redes de resiliencia incluyen la amígdala, la ínsula, el hipocampo, el hipotálamo y algunas regiones corticales.

En la presentación final, el Dr. Eser explicó la necesidad de mirar más allá del cerebro cuando se estudia el efecto que el estrés puede tener en nuestra salud mental. Una serie de afecciones son comórbidas con la depresión y otras enfermedades mentales, incluidos los trastornos metabólicos y la migraña.7 Estudiar los mecanismos subyacentes de estos trastornos y cómo se relacionan entre sí puede proporcionar indicaciones importantes sobre cómo respondemos individualmente a la adversidad y, por lo tanto, cómo podemos desarrollar estrategias de prevención.

Necesitamos mirar más allá del cerebro cuando estudiamos los efectos del estrés en nuestra salud mental.

 

Referencias

  1. Windle G. What is resilience? A review and concept analysis. Reviews in Clinical Gerontology. 2011;21:152–69.
  2.  Davydov DM, et al. Clinical Psychology Review. 2010; 30:479–95
  3.  Casarotto PC, et al. Cell. 2021;184(5):1299–1313
  4.  Moliner R, et al. Nat Neurosci. 2023;26(6):1032–1041.
  5.  Karapova NN, et al. Science. 2011;334(6063):1731–4.
  6.  de Vries BS, et al. Neuroscience Applied. 2023:101130.
  7.  Gold SM, et al. Nat Rev Dis Primers. 2020;20;6(1):69