La optimización del tratamiento en las fases tempranas es fundamental para reducir la carga de la depresión resistente

La depresión resistente al tratamiento está asociada con una alta carga de enfermedad, con un deterioro funcional, con una mala calidad de vida relacionada con la salud y una productividad reducida, según una evidencia reciente del mundo real de un estudio de cohorte europeo1. El hecho de que la depresión resistente sea una enfermedad común pero tratable, incrementa la importancia de una intervención temprana y eficaz. 

Las personas afectadas y la sociedad en general tienen que pagar un alto costo debido a casos de depresión resistente al tratamiento (DRT), dijo Allan Young (King's College, Londres Reino Unido) en la reunión satélite virtual 2021 de la EPA. 

Un estudio reciente de 411 pacientes con DRT (45% de los cuales no habían respondido adecuadamente a tres o más antidepresivos) mostró un deterioro general laboral en el 61% de los pacientes, desempleo en el 30% y baja por enfermedad de larga duración en el 19%1. En la Escala de Impresión Clínica Global de Severidad, más de la mitad se clasificaron como gravemente enfermos y el 14% como severamente enfermos. 

De acuerdo con una definición utilizada generalmente de falta de respuesta a al menos dos ensayos consecutivos y adecuados de antidepresivos, un tercio de los pacientes con TDM resultaron resistentes al tratamiento y esto se asocia con una angustia considerable, costos de atención médica que incluyen hospitalización y visitas a las áreas de urgencias, así como al riesgo de suicidio, dijo el profesor Young2-5

La mejor posibilidad de lograr la remisión es en los seis meses posteriores al inicio del TDM

 

Ventana temprana de oportunidad 

Abordando el tema, Diane McIntosh (Vancouver Columbia Británica Canadá) colocó al DRT dentro del contexto más amplio de respondedores parciales y aquellos con síntomas residuales y deterioro funcional y enfatizó la ventana de oportunidad que brinda un tratamiento efectivo en las fases tempranas de la enfermedad. La Dra. McIntosh informó que la mejor oportunidad para lograr la remisión es durante los seis meses posteriores a la primera aparición del TDM6

En su experiencia clínica, el objetivo inicial casi siempre debería ser la resolución completa de los síntomas, pero cuando la terapia no resulte adecuada, la alternativa es, por un lado, cambiar a una monoterapia diferente, o bien, usar un medicamento complementario. 

Cada antidepresivo es una entidad química única, enfatizó la Dra. McIntosh. La preferencia del paciente es siempre un factor y las guías como las de la Red Canadiense para el Tratamiento del Estado de Ánimo y la Ansiedad (CANMAT por sus siglas en inglés) pueden resultar útiles7, pero el tratamiento siempre deberá adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente. 

Por el momento, la única guía con la que se cuenta está basada en evidencias clínicos, pero la Dra McIntosh espera que en el futuro cercano haya marcadores de respuesta probable a diferentes terapias basadas en la estructura y función del cerebro. 

Algunos ejemplos incluyen patrones de conectividad disfuncional en las redes límbicas y frontoestriatales, el volumen del hipocampo derecho y la actividad del cíngulo anterior8,9

El perfil de expresión génica y los marcadores inflamatorios pueden predecir la respuesta y ayudar al subtipo de TDM 

 

La "-ómicos" vendrán en nuestra ayuda 

La genómica también contribuirá eventualmente a la psiquiatría personalizada, sugirió. Los polimorfismos genéticos que puedan interferir en la función del eje HPA y limitar la normalización inducida por los antidepresivos son un ejemplo. Los fenómenos epigenéticos que influyen en la expresión génica que pueden influir en la eficacia de los fármacos que actúan a través de la vía de la serotonina son otro ejemplo. 

La transcriptómica y la proteómica también contribuirán. En el estudio de Fármacos Terapéuticos para la Depresión basados en el genoma, los no respondedores tuvieron una mayor expresión basal de ARNm en leucocitos de la citocina proinflamatoria interleucina-1β, del factor inhibidor de macrófagos (MIF) y del TNF-α10

También hay datos que sugieren que la probabilidad de respuesta está relacionada con los niveles de proteína C reactiva en sangre periférica11

 

El simposio satélite contó con el apoyo de Janssen Pharmaceutical Companies of Johnson and Johnson en EMEA 

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Referencias

1. Heerlein K et al. J Affect Disord 2021 Mar 15;283:115-122. doi: 10.1016/j.jad.2020.11.124.

2. Bartova L et al. World J Biol Psychiatry 2019; 20: 427-448

3. Lépine J-P, Briley M. Neuropsychiatr Dis Treat 2011; 7(Suppl 1): 3-7

4. Demyttenaere K, Van Duppen Z. Int J Neuropsychopharmacol 2019; 22: 85-92

5. Jaffe DH et al. BMC Psychiatry 2019 Aug 7;19(1):247

6. Bukh JD et al. J Affect Disord 2013; 145 :42-8

7. Kennedy SH et al. Can J Psychiatry 2016; 61: 540–56

8. Drysdale AT et al. Nat Med 2017; 23: 28-38

9. Fu CHY et al. Neurobiol Dis 2013; 52: 75-83

10. Cattaneo A et al. Neuropsychopharmacology 2013;38:377-85

11. Chamberlain SR et al. Br J Psychiatry 2019; 214: 11-19